El reconocimiento de su rostro y su cuerpo, así como el descubrimiento de que esos mismos elementos están en sus amiguitos, son piezas que poco a poco integrarán su noción de individuo; un individuo que es parte de una comunidad. Es por ello que su desarrollo en las lecciones de los jardines de infancia debe ser constante y variada. La identidad, adecuadamente formada, hará de nuestros niños personas que se acepten más como son, y que aprendan a aceptar a los demás, sin importar las diferencias.
Entre las actividades que se trabajan está la de completar rostros. Consiste en presentarle un rostro incompleto -o la silueta de un rostro- a los niños. En hoja aparte, estarán dibujadas las distintas zonas básicas de la cara: ojos, nariz, boca, orejas. La maestra indicará a los niños que recorten estas partes y las peguen en el lugar que corresponda. Nota que, tanto el cortar como el pegar en la zona correspondiente deberá estar adecuado al nivel de tus niños.
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